miércoles, 13 de mayo de 2020

Sesgos de confirmación y el antídoto



Fuente: ¿Cómo aprendemos? Una aproximación científica al aprendizaje y la enseñanza. Héctor Ruiz Martín. Editorial Graó (2020) - pag. 21-22

"Los psicólogos cognitivos han identificado decenas de sesgos que influyen en nuestra forma de razonar al respecto de la realidad. Uno de los sesgos más destacados que puede influenciar claramente nuestras decisiones como docentes (y como alumnos) es el sesgo de confirmación. Se trata de la tendencia a advertir, atender y recordar preferentemente la información que confirma las propias creencias, en detrimento de aquella información que las contradice (Oswald y Grosjean, 2004). Este sesgo provoca que interpretemos la misma información de una manera totalmente distinta a cómo lo harían otras personas, viéndola más alineada con nuestras convicciones. Incluso hace que ignoremos las evidencias cuando las tenemos delante y que solo percibamos las que nos dan la razón (Lord et al., 1979). Para apreciar este sesgo den acción, basta con observar a dos hinchas de equipos rivales de fútbol siguiendo el mismo partido por televisión.
Por otras parte, este sesgo hace que olvidemos aquella información que no encaja con nuestras ideas en favor de la que sí lo hace (Stangor y McMillan, 1992). Así, el sesgo de confirmación actúa cuándo recordamos aquellas situaciones que confirman nuestras hipótesis, pero ignoramos u olvidamos todas las situaciones en que esta no se cumplió. Por ejemplo, una persona que crea que usar la tecnología en clase es contraproducente para el aprendizaje recordará perfectamente los comentarios que hagan sus alumnos sobre las desventajas de estas herramientas y olvidará los comentarios positivos. Tampoco se planteará si las quejas están fundamentadas o si tienen solución, puesto que estarán alineadas con sus ideas. De hecho, es cuando nuestras creencias se ven desafiadas que el sesgo de confirmación nos empuja a buscar información que nos dé la razón.Solo aquella que nos dé la razón. Raramente nos da por investigar más sobre la posición contraria y, de hecho, cuando en nuestra búsqueda se nos cruza información que apoya la hipótesis opuesta, la descartamos sin pudor para seguir buscando lo que deseamos (Nickerson, 1998). Como ya apuntó la psicóloga Ziva Kunda (1990), "las personas habitualmente llegan a las conclusiones a las que quieren llegar". De hecho Francis Bacon en 1620 ya lo había notado al escribir que "las personas prefieren creer aquello que prefieren que sea cierto (...) Podríamos decir que el sesgo de confirmación es una resistencia inconsciente a cambiar nuestras ideas. Un sistema automático de protección de nuestra identidad"

"El sesgo de confirmación se ve reforzado por otros sesgos, como por ejemplo el denominado sesgo de arrastre, la tendencia a hacer o creer algo por el mero hecho  de que muchas otras personas lo hacen  o lo creen (Leibenstein, 1950)"




Estos y muchos otros sesgos cognitivos nos hacen, sin darnos cuenta, muy poco eficaces a la hora de analizar la realidad. El antídoto es el método científico.


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